Análisis de la adherencia a la dieta mediterránea a partir de la Encuesta de Presupuestos Familiares
En el marco del proyecto PANIS hemos analizado la adherencia a la dieta mediterránea en hogares de Barcelona, con el objetivo de construir una base de datos que permita crear una cartografía de la ciudad que facilite la identificación de barrios en situación de pobreza alimentaria. Para ello se han utilizado los datos de la Encuesta de Presupuestos Familiares (EPF) de 2022.
Metodología
En primer lugar, se ha caracterizado el consumo de alimentos para diferentes tipos de hogares, definidos según ingresos (estableciendo tres niveles de renta) y según la presencia de personas menores de edad en el hogar (hasta 16 años).
Luego se han seleccionado las observaciones en capitales de provincias de España más de 100.000 habitantes para acercarse lo más posible al nivel de precios y patrones de consumo de ciudades como Barcelona. Se han estandarizado las necesidades nutricionales de las personas integrantes del hogar ajustándolas en función de edad, sexo y nivel de actividad, expresando las necesidades de todas en relación con un hombre adulto de referencia (en adelante unidad estandarizada AE).
Para calcular el consumo de alimentos por hogar, se sumaron las cantidades diarias disponibles en el hogar según la EPF y una estimación del consumo extradoméstico según edad, sexo y clase social. De este modo, se obtuvieron las cantidades diarias disponibles en el hogar por AE. Para el 38% de la muestra, el cálculo se realizó en base a las cantidades físicas registradas en la EPF. Para el resto de la muestra se utilizó una regresión lineal robusta respecto de los gastos documentados.
Posteriormente, se ha adaptado el índice de adherencia a la dieta mediterránea (índice MEDLIFE) a los datos disponibles en la EPF, y se ha evaluado la adherencia de los hogares como una medida de alimentación saludable. Para ello se han utilizado los 20 componentes del índice que están relacionados al consumo de alimentos y la dieta, y que se basan en las recomendaciones de la pirámide nutricional española (Sotos-Prieto et al. 2014). No se han considerado 8 indicadores que evalúan la actividad física y los hábitos de interacción social.
Comparación de adherencia a la dieta mediterránea por tipos de hogar
Según los análisis realizados, se observa que las sumas de los índices se sitúan en un rango estrecho de entre 7,5 y 8,5 (sobre 20).
Existe una tendencia generalizada a mejorar la adherencia a la dieta mediterránea (p. ej. la suma del índice MEDLIFE adaptado) con mayores ingresos; y los hogares sin personas menores de edad (hasta 16 años) muestran mejores resultados para los niveles de ingreso medio y alto.
En las comparaciones entre tipologías de hogares, se han observado seis diferencias significativas, entre las cuales destacan tres diferencias significativas entre (a) los hogares de intervalo de ingresos bajos con personas menores (hasta 16 años), y (b) los hogares de cualquier nivel de ingreso sin personas menores (hasta 16 años):
- Hogares de ingresos bajos con menores destacan por el hecho de tener la suma más baja del índice MEDLIFE (7,65), mientras que hogares con ingresos altos sin menores destacan por la suma más alta del índice MEDLIFE (8,46).
- Entre los hogares sin menores se muestran diferencias significativas de los hogares de ingresos altos con los hogares de ingresos intermedios y bajos.
- Así como entre los hogares sin menores el nivel de ingreso influye en la adherencia a la dieta mediterránea, entre los hogares con menores no se muestran estas diferencias significativas entre niveles de ingreso.
Se ha observado que hay una tendencia a una disponibilidad insuficiente generalizada en huevos, carne blanca, aceite de oliva, legumbres, fibra, ingredientes para sofrito, verdura, pescado, fruta, frutos secos y lácteos.
Paralelamente, se observa una disponibilidad encima de la cantidad máxima recomendable en el caso de la sal, los dulces y la carne procesada. En el caso de la carne roja, un tercio de los hogares demuestra una disponibilidad encima de la recomendación.
En el caso de la patata y de los cereales se observa que la mayoría de los hogares dispone de cantidades dentro del rango recomendado.
Para los grupos de alimentos donde se recomienda no consumir encima de una cantidad máxima, suelen ser los hogares sin menores que con más frecuencia no adhieren a la recomendación y tienen una disponibilidad excesiva. Esto es el caso para la sal, la carne roja y el vino. En el componente del vino se suma que los hogares de ingresos altos (tanto en los hogares con menores como los hogares sin menores) son los que con más frecuencia sobrepasan la cantidad máxima recomendada comparado con hogares de ingresos bajos.
En los componentes donde se recomienda una cantidad mínima, resalta que en la mayoría de los casos son los hogares con menores los que con mayor frecuencia no alcanzan una disponibilidad suficiente para poder garantir un consumo adecuado a los miembros del hogar. Esto es el caso para aceite de oliva, legumbres, fibra, ingredientes para sofritos, verduras y pescado.
Los componentes con una recomendación de rango son huevos, carne blanca, lácteos, cereales, fruta y frutos secos. En el caso de la fruta y de los frutos secos, la gran mayoría de los hogares no llega a la cantidad mínima recomendada, y los hogares con menores demuestran una disponibilidad insuficiente con mayor frecuencia. Y la disponibilidad de frutas es significativamente mayor en hogares de ingresos altos comparados con los de ingresos bajos tanto en los hogares con y sin menores. En la mayoría de los hogares existe el riesgo de no cumplir con las recomendaciones de consumo de huevos debido a una disponibilidad insuficiente. Hay una tendencia generalizada a una disponibilidad insuficiente de carne blanca en alrededor la mitad de todos los hogares, aunque no es posible llegar a una interpretación contundente en el caso de la carne blanca.
Análisis multivariable
Para validar la selección de las variables utilizadas para la definición de las tipologías se ha realizado una regresión linear generalizada. Con ella se han testado las correlaciones entre la suma del índice MEDLIFE y la cantidad de ingresos netos mensuales por Unidad de Consumo, la asociación con la presencia de menores de edad (hasta 16 años) y el número de adultos en el hogar. El modelo se ha ajustado por el nivel de estudios, el sexo, el lugar de nacimiento y la edad de la persona sustentadora principal, así como por si el hogar recibe asistencia social, tiene una persona dedicada a los trabajos domésticos y un término de interacción entre la presencia de personas menores de edad y el sexo de la sustentadora principal. El grupo de referencia para el análisis de regresión ha sido un hogar de dos personas adultas sin menores y sustentador principal masculino entre 35 y 65 años, con el nivel de educación más alto, nacido en Europa, que no obtenido asistencia social ni dispone de una persona dedicada a los trabajos en el hogar.
Este análisis confirma que, en comparación con el grupo de referencia (p. ej. un hogar de dos personas adultas, con personas menores de edad y sustentadora principal femenina, con el nivel de educación más alto, nacido en Europa, sin asistencia social ni disposición de una persona dedicada a los trabajos en el hogar), los factores que disminuyen la adhesión a la dieta mediterránea son los siguientes:
- Un nivel de ingresos más bajo.
- La presencia de personas menores de 16 años en el hogar, en el caso que la sustentadora principal es femenina.
- Un hogar numeroso con más de tres personas mayores de 16 años.
- Un lugar de nacimiento de la persona sustentadora principal fuera de Europa.
Y factores que mejoran la adhesión a la dieta mediterránea son:
- La persona sustentadora principal es femenina.
- Un hogar de una persona sola mayor de 16 años.
- La edad de la persona sustentadora principal mayor de 65 años.
Conclusiones sobre adherencia a la dieta mediterránea como patrón saludable
- La presencia de personas menores de edad (hasta 16 años) tiene mayor influencia en la adhesión a una dieta saludable que las diferencias por nivel de ingreso. En 8 de 14 componentes alimentarios, la presencia de menores en el hogar está asociada con una frecuencia significativamente más baja de una disponibilidad de alimentos según la recomendación (legumbres, pescado, ingredientes para sofrito, verdura, aceite de oliva, fibra, fruta y huevos).
- Los hogares con menores y con ingresos bajos son los que con mayor frecuencia no puede adherir a las recomendaciones. En los componentes donde se dan diferencias por ingreso independientes (fruta, pescado, verdura, ingredientes para sofrito, frutos secos y vino) son los hogares de ingresos bajos que no se pueden adherir a las recomendaciones por disponibilidades insuficientes, con excepción del de vino donde son los hogares de altos ingresos son los que con más frecuencia sobrepasan las recomendaciones.
- Los factores que disminuyen la adhesión a la dieta mediterránea son: un nivel de ingresos más bajo, un hogar numeroso con más de tres personas mayores de 16 años, la presencia de menores de 16 años, en caso de persona sustentadora principal mujer, y el lugar de nacimiento de la sustentadora principal fuera de Europa.
- Los factores que mejoran la adhesión a la dieta mediterránea son hogares con persona sustentadora principal mujer, hogares unipersonales y hogares con sustentadora principal mayor de 65 años.
Más información
Consulta el working paper completo y su anexo I, autores: Leonie Vidensky y Gonzalo Gamboa, Institut de Ciència i Tecnologia Ambientals, UAB (2025).